PUEBLO MONTUBIO
Para
quienes no quieren reconocer la existencia del Pueblo Montubio, por
consideraciones entre otras de territorialidad, ya que a duras penas se habla
de lo rural, donde se desarrolló y conformó geográficamente el montubio, José De
la Cuadra en su Plan Geográfico del Ecuador, señala con toda claridad la zona
montubia “Los enramados sistemas hidrográficos de la Costa modifican
sensiblemente las condiciones climatéricas generales y determinan la zona
montubia. Podríamos decir que la zona montubia es aquella regada por los largos
ríos litorales y sus inextricables afluentes. Se incluyen en ellas las zonas
montañosas de transición.”
“Los
mayores sistemas fluviales son, en la Costa, los que concluyen en el mar: el
río Mira, el río Esmeraldas, el río Santiago, el río Chone y el río Guayas.
Otro sistema fluvial de los mayores es el tremendo río Jubones en la Provincia
de El Oro, que se lanza al canal de Jambelí por las bocas bravas del río
Rompido. Otros sistemas concluyen en el Golfo de Guayaquil; y muchos de menor
importancia desembocan en el océano, o lo hacen en ensenadas y bahías.”
Pero
cada sistema mayor, con excepción de la Provincia de Manabí, la más seca del
litoral, se enlaza a su turno con infinidad de sistemas menores, que se remontan
hasta las estribaciones andinas, de donde nacen”. “La zona montubia, encuadrada
por los ríos, es, pues, extensísima y, con soluciones de continuidad
relativamente poco apreciables, corre a lo largo de la región occidental,
constituyendo en ella un verdadero hinterland bajo.”
Rasgos físicos del montubio
Por la
mezcla de los grupos humanos que nombramos, de la Cuadra, señala que su “fondo
es indio pero no uniforme por las diversas nacionalidades indígenas, cuya
diferencia no era solo la totémica”.
Como
jinete el montubio es excelente, el machete es su habilidad. Haciendo movible
escudo del poncho, juega con el filudo instrumento de un modo maravilloso”.
El
hombre montubio es ágil, trepando árboles, la mujer montubia es de menor
estatura que el varón, es de rostro impasible, pero sus facciones son
agraciadas, su cuerpo tiene una particular hermosura. Sus senos –chicos y
duros, su vientre hundido y sus caderas altas, la hacen de un gran atractivo
sexual.
Como al
hombre montubio, a las mujeres montubias el régimen alimenticio y las
actividades y faenas diarias los libran de la obesidad.
En lo
relacionado a las faenas propias del campo, la mujer montubia, con las
limitaciones lógicas, es experta y capaz como el hombre montubio, desde ordeñar
a una vaca hasta sembrar arroz. A pesar de las víboras, a pesar de las
enfermedades, a pesar de todo, los montubios son longevos. Hay pocos que llegan
a centenarios, pero abundan los hombres y las mujeres que han rebasado los
ochenta años.
La vida montubia
Régimen
familiar.- La familia montubia gira en torno a la madre, antes que del padre,
en lo afectivo; pero, por el respeto social se centra a ser padre. El impulso a
la madre es sentimental, espontáneo; el impulso al padre es provocado por el
reconocimiento tácito de la superioridad de este, primeramente material
(baqueanismo, es decir, sabiduría del campo), y mas tarde, moral (experiencia
traducida en consejo, ciencia antigua, gerontolatría).
La
familia montubia originaria constituyó una entidad aislada que siguió su propio
destino, sin vincularlos a los de los otros grupos familiares, y que
normalmente se representaba por el progenitor masculino más viejo, casi nunca
por los colaterales.
La
monogamia y la monoviria eran características. Sin embargo, el ayuntamiento
marital estable se ejerce casi siempre fuera de la institución civil del
matrimonio.
En el
siglo XIX, o sea cuando el matrimonio era una institución de derecho
eclesiástico reconocida por el estado, la religiosidad acrecía el porcentaje de
uniones sacramentadas y desterraba la simple convivencia, considerada como un
pecado.
Impulsiones artísticas
El
montubio ignora el dibujo, simplemente lo desconoce, el niño montubio no siente
el deseo de graficar sus ideas, excepcionalmente se cultivan las artes
plásticas, conectadas a industrias manuales; el labrado del barro es una
manufactura típica, como en Samborondón; en los agros tagüeros manabitas tallan
el marfil vegetal, para manufacturar sortijas y objetos de adorno personal.Con
la paja toquilla también expresan sus manifestaciones artísticas.
En las
vecindades donde abunda el bejuco plazarte, los nudos de los bejucos son
esculpidos a navaja admirablemente, teñidos o barnizados. La inspiración
musical del montubio es rudimentaria, ha superado el compás binario y más bien
se lanza instintivamente al de tres por cuatro. Para ello, el pasillo montubio
recuerdo al pasillo colombiano antes que el serrano del Ecuador. Es como un
ligero valse, donde se introducen largos calderones; el amorfino es casi en
todo el dos por dos, siendo muy rica su letra por su poesía, que así mismo en
su canto explota temas pasionales, como el amor, el odio, etc., y se liga como
letra del amorfino.
El montubio y la política
Su
expresión más alta de organización es la montonera, y su héroe don Eloy Alfaro,
que hiciera la única y verdadera revolución en nuestra República, la revolución
liberal del 5 de JUNIO DEL 1895.
En la
revolución del 6 de marzo de 1845, en los ejércitos nacionalistas contra Juan
José Flores, luchando así mismo contra las tiranías de Gabriel García Moreno e
Ignacio de Veintimilla, destacándose junto a sus generales, Nicolás Infante,
Crespín Cerezo, Manuel Serrano, Luis Vargas Torres, Marcelino Maridueña, Pedro
Jota Montero, Carlos Concha, Medardo Alfaro y Flavio Alfaro, Coronela Filomena
Chávez y con el gran general Montubio Eloy Alfaro Delgado, junto a Chapulos y
Cimarrones que integraron la heroicas alfaradas.
Tendencias míticas
Los
montubios originarios, practicaban la religión católica, aunque realmente era
una mezcla de supersticiones, bajo el cristianismo, aunque generalmente el
montubio es panteísta, dado su irrefrenable fortaleza y constancia por fabricar
héroes, es decir poderes protectores, como la piedra imán, la pezuña de la
danta (uña de la gran bestia), este panteísmo está presente en los relatos
montubios donde los animales hablan, lo propio que las planta y las cosas, pese
a esto, el fatalismo no hizo presa fácil al montubio como se podía esperar.